Cada mes, cinco millones de
personas abandonan el campo y van a la ciudad. Desde 1960 se ha duplicado la
población del mundo. La calidad de vida y el medio ambiente padecen por estos
cambios drásticos
La superficie de bosques está
disminuyendo, y con ello la biodiversidad.
Cada mes, cinco millones de personas abandonan el campo y van a la ciudad.
Desde 1960 se ha duplicado la población del mundo. La calidad de vida y el
medio ambiente padecen por estos cambios drásticos.
Naciones Unidas ha dado a conocer
el informe sobre la población Mundial 2001. En él se dice que la degradación de
la tierra, la deforestación, la excesiva urbanización y la contaminación del
aire son grandes desafíos medioambientales. A estos se añaden otros dos: el
agotamiento del agua potable y la reducción de la biodiversidad.
Desde 1960, se han duplicado las
cantidades de seres humanos para llegar a 6.100 millones de personas y el
crecimiento ha ocurrido mayormente en los países más pobres. Los gastos de
consumo se han duplicado con creces a partir de 1970 y esos aumentos han
ocurrido principalmente en los países más ricos. En ese período, hemos creado
riquezas en escala inimaginable; no obstante, la mitad de la humanidad sigue
subsistiendo con menos de dos dólares diarios. Hemos aprendido cómo extraer
recursos para nuestro uso, pero no cómo manejar los desperdicios resultantes:
por ejemplo, las emisiones de anhídrido carbónico se multiplicaron por doce
entre 1900 y 2000. Con estos procesos, estamos cambiando el clima del mundo
En la actualidad, cada una de las
partes del mundo natural y del mundo humano está vinculada con todas las demás.
Las decisiones locales tienen repercusiones mundiales. Las políticas mundiales,
o la carencia de éstas, afectan a las comunidades locales y las condiciones en
que viven. Los seres humanos ya han cambiado el mundo natural y han sido
cambiados por éste; ahora, las perspectivas de desarrollo humano dependen de
nuestra sabiduría en cuanto a conducir esa relación
Población y medio
ambiente
La población y el medio ambiente
están estrechamente relacionados entre sí, pero sus vínculos son complejos y
diversos y dependen de las circunstancias concretas.
A medida que van aumentando las
poblaciones humanas y va avanzando la mundialización, las cuestiones
fundamentales en materia de políticas son: cómo utilizar los recursos de tierra
y agua disponibles a fin de producir alimentos para todos; cómo promover el
desarrollo económico y eliminar la pobreza, de modo que todos puedan costear
sus alimentos; y cómo, al hacerlo, abordar las consecuencias humanas y
medioambientales de la industrialización.
La devastación del medio ambiente
no es simplemente una dilapidación de los recursos; es una amenaza a las
complejas estructuras que sostienen el desarrollo humano. Un más lento
crecimiento de la población en los países en desarrollo contribuirá en gran
medida a aliviar las tensiones a que está sometido el medio ambiente
Tendencias de población
La fecundidad es más alta en los
países más pobres y entre las personas más pobres de esos países. Las
deficiencias en los servicios de salud, educación y de otros tipos,
especialmente en lo que atañe a las mujeres, contribuyen a la pobreza reinante
en esos países. Los servicios de salud reproductiva no pueden ni siquiera
satisfacer las necesidades actuales de las mujeres que quieran prevenir o
aplazar un embarazo y, según se prevé, la demanda ha de aumentar rápidamente en
los próximos 20 años. La mortalidad derivada de la maternidad es alta y las
tasas de utilización de anticonceptivos son bajas (a menudo, inferiores al 15
por ciento de todas las parejas).
Esos países también figuran entre
los más gravemente afectados por la degradación de los suelos y el agua y por
los déficit de alimentos. En algunas zonas de gran riqueza ecológica pero
frágiles, conocidas como "focos neurálgicos para la diversidad
biológica", el crecimiento de la población es muy superior al promedio
mundial de 1,3 por ciento anual. El aumento de la demanda procedente de zonas
que están en mejores condiciones económicas agrava las presiones sobre los
recursos naturales en aquellos ecosistemas.
El aspecto positivo es que en los
países en desarrollo, considerados en su conjunto, han disminuido las tasas de
fecundidad hasta poco menos de tres hijos por mujer, es decir, aproximadamente
la mitad de la tasa en 1969, y se prevé que hacia 2045-2050, disminuirá aún
más, hasta 2,17 hijos por mujer. Al mismo tiempo, la esperanza de vida en todo
el mundo ha aumentado hasta un promedio de 66 años.
En los países industrializados,
actualmente la tasa de fecundidad es de 1,6 hijos por mujer, es decir, es
inferior al nivel de reemplazo. Las poblaciones de esos países están
envejeciendo rápidamente y es posible que en algunos de ellos la población
disminuya, a menos que se la complemente mediante la inmigración. La tendencia
a la menor fecundidad se ha documentado suficientemente.
El grueso del consumo ocurre en
los países industrializados, pero está aumentando rápidamente en otros países,
a medida que van aumentando sus ingresos. Es imprescindible adoptar medidas
para conservar la energía, poner coto a la contaminación y limitar la demanda
de recursos naturales, para que pueda haber un desarrollo sostenible en el
futuro.
También se necesitan medidas
paralelas a fin de estabilizar el crecimiento de la población mundial.
Concienciación mundial
En el último decenio hemos
adquirido más conocimientos acerca de las huellas ecológicas cada vez más
profundas que resultan del crecimiento de las cantidades de seres humanos, las
cambiantes distribuciones de la población y las pautas de consumo y producción
insostenibles. Se han puesto cada vez más en claro los graves problemas que se
plantean al desarrollo sostenible. Al mismo tiempo, hay algunos indicios
importantes de un cambio positivo, incluido el creciente consenso internacional
sobre las medidas encaminadas a promover el desarrollo y a proteger al mismo
tiempo el medio ambiente
Tendencias en medio
ambiente
A medida que la población crece y
que aumenta la demanda, la búsqueda de agua, alimentos y recursos energéticos y
los efectos sobre el medio ambiente de esa búsqueda están poniendo en peligro
la sostenibilidad. Los límites de las tecnologías y la sabiduría con que las
utilizamos son retos crecientes y los problemas de la gobernabilidad, la
organización social y los derechos humanos son cada vez más importantes para
lograr resultados sostenibles
Agua
Tal vez el agua sea el recurso
que define los límites del desarrollo sostenible. Las existencias de agua dulce
son esencialmente constantes y el equilibrio entre las demandas de los seres
humanos y las cantidades disponibles ya es precario.
No todos los países están
igualmente afectados. Las regiones más desarrolladas, en promedio, tienen
precipitaciones pluviales sustancialmente mayores que los países menos
adelantados y han elaborado tecnologías para utilizar el agua más
eficientemente.
Mientras en los últimos 70 años
la población mundial se ha triplicado, la utilización de agua se ha
multiplicado por seis. En todo el mundo, se utiliza un 54 por ciento del agua
dulce disponible anualmente y dos tercios se destinan a la agricultura. Hacia
2025 esa proporción podría aumentar hasta el 70 por ciento, debido exclusivamente
al crecimiento de la población o si el
consumo per cápita llegara en todos los países al nivel alcanzado en los países
más desarrollados, al 90 por ciento.
En el año 2000, 508 millones de
personas vivían en 31 países sometidos a estrés hídrico o afectado por escasez
de agua. Hacia 2025, 3.000 millones de personas estarán viviendo en 48 de esos
países. Hacia 2050, 4.200 millones de personas (más del 45 por ciento del total
mundial) estarán viviendo en países que no pueden satisfacer el requisito de contar
con 50 litros de agua por persona y por día para atender a las necesidades
humanas básicas.
Muchos países emplean medios
insostenibles para satisfacer sus necesidades de agua y agotan los acuíferos
locales. Las capas freáticas en algunas ciudades de China, América Latina y el
Asia meridional están descendiendo a razón de más de un metro por año.
Asimismo, el agua de mares y ríos se está desviando para satisfacer las
crecientes necesidades de la agricultura y la industria, con efectos a veces
desastrosos.
Según estimaciones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 1.100 millones de
personas carecen de acceso a agua no contaminada. Por primera vez, las
estadísticas oficiales ponen de manifiesto una disminución de la cobertura de
agua, en comparación con estimaciones anteriores.
En los países en desarrollo,
entre el 90 y el 95 por ciento de los desagües cloacales y el 70 por ciento de
los desechos industriales se vierten sin depurar en aguas superficiales, donde
contaminan las existencias de agua. En muchos países industrializados, los
efluentes químicos de fertilizantes y plaguicidas y la lluvia ácida resultante
de la contaminación atmosférica requieren costosos procedimientos de filtración
y depuración.
Proteger las existencias de agua
contra los contaminantes, restaurar los cursos naturales que alimentan los
sistemas fluviales, ordenar el riego y el uso de productos químicos y poner
coto a la contaminación atmosférica industrial son medidas de importancia
crucial para mejorar la calidad y la disponibilidad del agua.
Alimentos
En muchos países, en los últimos
años el crecimiento de la población ha sido superior al aumento de la
producción alimentaria. Entre 1985 y 1995, la producción alimentaria fue a la
zaga del crecimiento de la población en 64 de los 105 países en desarrollo
estudiados y los países de África fueron los que presentaron un panorama peor
La Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) clasifica a la mayor parte
del mundo en desarrollo como "países de bajos ingresos con déficit
alimentario". Esos países no producen alimentos suficientes para sus
poblaciones y no pueden sufragar la importación de cantidades suficientes para
subsanar el déficit. En esos países, unos 800 millones de personas están
crónicamente desnutridas y 2.000 millones de personas carecen de seguridad
alimentaria
Las existencias de peces también
están amenazadas. Según la FAO, de las existencias de peces marinos comerciales
del mundo, un 69 por ciento están "explotadas hasta el límite de su
capacidad, explotadas excesivamente, agotadas o recuperándose lentamente".
A fin de dar lugar a casi 8.000
millones de personas que se espera poblarán la tierra hacia 2025 y de mejorar
sus dietas, el mundo tendrá que duplicar su producción alimentaria y mejorar la
distribución de alimentos para asegurar que la gente no padezca hambre.
Cambio climático
En el siglo XX, la población
humana se cuadruplicó, desde 1.600 millones hasta 6.100 millones de habitantes,
y las emisiones de anhídrido carbónico, que atrapan el calor en la atmósfera,
se multiplicaron por 12, desde 534 millones de toneladas métricas en 1900 hasta
6.590 millones de toneladas métricas en 1997.
El Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre Cambios Climáticos (IPCC) estima que la atmósfera terrestre se
calentará 5,8 grados centígrados en el próximo siglo, una proporción sin
precedentes en los últimos 10.000 años. Las proyecciones de la "mejor
estimación" del Grupo arrojan un aumento del nivel del mar de casi medio metro
hacia 2100.
El cambio climático tendrá graves
efectos, entre ellos aumento de las tormentas, las inundaciones y la erosión de
los suelos, aceleración de la extinción de plantas y animales, desplazamiento
de las zonas agrícolas y amenazas a la salud pública debidas al aumento del
estrés hídrico y de las enfermedades tropicales. Esas situaciones podrían
conducir al aumento del número de refugiados del medio ambiente y de la
migración internacional por razones económicas.
Hábitat
En los últimos decenios, a medida
que el crecimiento de la población ha ido llegando a magnitudes sin
precedentes, las tasas de deforestación han alcanzado los mayores niveles
registrados en la historia.
Dado que los bosques tropicales
contienen, según se estima, un 50por ciento de la diversidad biológica que aún
subsiste en el mundo, su destrucción es particularmente devastadora. De
mantenerse las actuales tasas de deforestación, el último bosque tropical
primario de magnitud apreciable podría ser talado dentro de los próximos 50
años, causando pérdidas irreversibles de especies. La deforestación tropical
también contribuye a la acumulación de anhídrido carbónico en la atmósfera.
El crecimiento de la población,
el aumento de la riqueza con aumento del consumo, de la
contaminación y del despilfarro y el aumento de la pobreza con falta de los recursos y la tecnología necesarios para
usarlos y falta de poder para cambiar esas circunstancias están incrementando cada vez más las presiones sobre el medio
ambiente.
Pobreza y medio ambiente
Hay unos 1.200 millones de
personas que viven con menos de un dólar diario. Casi un 60 por ciento de 4.400
millones de personas residentes en países en desarrollo carecen de servicios
sanitarios básicos, casi un tercio de esas personas no tienen acceso a agua no
contaminada, un cuarto de ellas carece de vivienda adecuada, un 20 por ciento
de ellas no tienen acceso a modernos servicios de salud y un 20por ciento de
los niños no asisten a la escuela hasta finalizar el quinto grado.
Es evidente que la mundialización
ha conducido al aumento de la riqueza mundial y ha estimulado el crecimiento
económico. También ha agravado la desigualdad en el ingreso y la degradación
del medio ambiente. Debido a la pobreza, muchas personas están incrementando la
presión que ejercen sobre frágiles recursos naturales a fin de poder
sobrevivir.
Los efectos de los seres humanos
sobre el medio ambiente están exacerbando la intensidad de los desastres
naturales, y quienes sufren las consecuencias son los pobres. Hay 25 millones
de refugiados del medio ambiente.
Salud y medio ambiente
Las condiciones del medio
ambiente contribuyen a determinar si las personas tienen o no buena salud y
cuánto tiempo han de vivir. Hay una estrecha relación entre el medio ambiente y
la salud reproductiva.
Las condiciones del medio
ambiente contribuyen apreciablemente a las enfermedades contagiosas, que son la
causa de entre 20 y 25 por ciento de las defunciones anuales en todo el mundo.
Según se estima, un 60 por ciento de las infecciones agudas de las vías
respiratorias, un 90 por ciento de las enfermedades diarreicas, un 50 por
ciento de las enfermedades respiratorias crónicas y un 90 por ciento de los
casos de paludismo podrían evitarse mediante simples medidas relativas al medio
ambiente.
El agua contaminada y el
correlativo saneamiento deficiente se cobran cada año las vidas de más de 12
millones de personas. La contaminación del aire se cobra casi otros tres
millones de vidas, mayormente en países en desarrollo.
A partir de 1900, la
industrialización ha introducido en el medio ambiente casi 100.000 productos
químicos anteriormente desconocidos; la mayoría de ellos no han sido
estudiados, ni individualmente ni en combinación, para determinar sus efectos
sobre la salud. Algunos de ellos, prohibidos en países industrializados debido
a sus efectos nocivos, siguen siendo utilizados ampliamente en los países en
desarrollo. Muchos productos químicos se han incorporado en el aire, el agua,
los suelos y los alimentos; y también en los seres humanos.
Cambio cultural
El informe alerta también de los
problemas del cambio de cultura y de la pérdida de conocimientos tradicionales,
sin ser aprovechados ni inventariados.
La diversidad de los cultivos
está amenazada, como lo está la diversidad de las especies. Es posible que
muchas modalidades de conocimientos tradicionales desaparezcan antes de que sea
posible validarlas y difundirlas más ampliamente. Muchos medicamentos de los
botiquines modernos se derivan de sustancias vegetales o animales naturales
utilizadas en prácticas culturales históricas. Las cambiantes pautas forestales
ya han transformado los cultivos de la región del Amazonas, en Centroamérica,
en África y en el Asia sudoriental.
El rápido cambio del medio
ambiente, debido a causas naturales, acciones de los seres humanos o a una
combinación de ambos factores, amenaza los cultivos tradicionales. En África,
el Lago Chad ha perdido un 95 por ciento de su superficie en los últimos 40
años, como resultado del clima más seco y la mayor demanda de riego. Los
nómadas y los pescadores que dependían de las aguas del lago han sido
reemplazados por asentamientos de agricultores.